vendredi 17 juin 2016

Haití o la irresponsabilidad política sin fin

Hoy día, en Haití no hay políticos confiables, y el vacío de poder es extremadamente peligroso. Cualquiera que asuma la presidencia podría pensar que tiene posibilidad de postergar en el tiempo su mandato, como ocurrió con Privert, y como quiso hacer Michel Martelly.


    Foto: Privert al tomar posesión como presidente provisional

Termina la 46ava Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) en la República Dominicana, y casi al mismo tiempo el Congreso de Haití da por terminado el gobierno provisional de Jocelerme Privert, quien había asumido el gobierno en febrero pasado, al concluir el mandato de Michel Martelly, y con la indicación bien clara de que tendría tres meses para organizar las elecciones.

Materialmente era imposible que el gobierno provisional de Privert organizara y realizará elecciones presidenciales en tres meses. Casi al completar los tres meses la Comisión Provisional de Elecciones declaró nulas las elecciones en primera vuelta realizada en octubre del pasado año. Se analizó un 25% de los votos emitidos y fueron muchas las irregularidades que se cometieron, de acuerdo con una comisión de notables haitianos, que ofreció una conclusión de anulación de esas elecciones y fue acogida por la Comisión Provisional de Elecciones.

El mandato de Privert debía ser analizado en el Congreso de Haití. El mismo Privert, que era presidente del Senado en el momento de su designación, conocía de los límites en los que estaría su gestión gubernamental. Designó su gabinete y comenzó a emprender acciones que indicaban una intención de gobierno más allá de los tres meses y de la organización de las elecciones.

Cuando se lanzó el calendario electoral, con elecciones de primera  vuelta en octubre de este año, y en diciembre en segunda vuelta, todo el mundo vio con claridad las intenciones de Jocelerme Privert.

No está en discusión si Privert es bueno o mal gobernante. Las protestas comenzaron y la división política, eterna en Haití con más crudeza que en cualquier otra sociedad, afloraron.

Las preguntas que surgen ahora es si los ex presidentes Michel Martelly, Jean Beltrand Aristide y René Preval pueden o no lanzar candidaturas presidenciales propias para las elecciones del 9 de octubre, o si el seguirán actuando soterradamente, como lo han hecho hasta el momento, sosteniendo candidaturas de terceros.

Será una contienda electoral entre Martelly y Aristide? Jugará un rol importante Jocelerme Privert, quien actuó para alargar las elecciones hasta que el Congreso lo dejó sin funciones? René Preval habíaa apostado a mantener el status quo haitiano sin variación, con Privert de presidente hasta que apareciera una oportunidad de sembrar una persona con suficiente fuerza en la presidencia de Haití.

La verdad es que el drama político haitiano no puede ser más vergonzoso y preocupante. El Congreso haitiano que le quitó las funciones a Jocelerme Privert es el mismo congreso electo en las elecciones del 25 de noviembre, que fueron anuladas en la parte presidencial.

Haití no tiene presidencia en este momento. Habrá que salir a buscar otra figura política haitiana para organizar las elecciones. En ese sentido Preval y Aristide han perdido en este momento una batalla en el Congreso Haitiano. Martello es quien más presionó por la salida de Privert.

Hoy día, en Haití no hay políticos confiables, y el vacío de poder es extremadamente peligroso. Cualquiera que asuma la presidencia podría pensar que tiene posibilidad de postergar en el tiempo su mandato, como ocurrió con Privert, y como quiso hacer Michel Martelly.

La OEA, Estados Unidos, la Unión Europea presionan para que haya elecciones cuanto antes. Necesitan estabilidad en Haití para que su cooperación sea más eficiente. Hay que gastar cerca de 100 millones de dólares en las elecciones de octubre y diciembre. Ya se gastaron por lo menos 60 millones de dólares en las elecciones que fueron anuladas, del 25 de octubre del 2015.

En Haití, aparte de políticos desmedidamente ambiciosos y no creibles, no hay instituciones con credibilidad ni hay mediadores con posibilidad de trazar el camino a seguir.

Nuestra atención al drama político haitiano tiene que seguir, tanto porque nos interesa que allí haya democracia, como por la extensa frontera que nos une y nos separa, y que se convierte en la puerta de escape a quienes en Haití no soportan tanta irresponsabilidad.

Acento.com.do







Aucun commentaire:

Publier un commentaire